Mesianismo: ideologías y realidades By: Miguel Pérez

Las expectativas subyacentes que tenemos, respecto al Salvador (Mesías), no son tan alejadas a las que tuvieron los judíos contemporáneos de Jesús. Mateo enmarca el mesianismo de Jesús como pacífico; uno sin el empuñamiento de la espada y el derramamiento de sangre (Mt 21:4-6). Para los judíos la aceptación de un reinado sin violencia fue inadmisible. Por su parte, ellos esperaban un salvador con fines bélicos el cual quitara el yugo de sus opresores y que, además, partiera las cabezas de sus enemigos (4Q175: 5-13). El reinado pacífico y sufrido tipificado por Jesús, coronado por sufrimiento y muerte,[1] colapsó con expectativas fuertemente arraigadas en la concepción judía, las cuales tuvieron tintes revolucionarios, liberacionistas y violentos. En palabras populares, “una cosa no tuvo que ver con la otra”.

Actualmente no esperamos que Jesús empuñe la espada y mate a nuestros enemigos uno por uno de manera violenta. No obstante, el deseo básico que imperó en la sociedad judía del primer siglo, respecto al Mesías, está latente: ¡que acabe con lo que es estorbo!

Acercarse a Jesús con dicha expectativa puede crear serios problemas con la fe, hasta al grado de perderla. Jesús no fue un “vende humo”. En los evangelios muchas de las intervenciones de Jesús evidencian de forma explícita lo que conllevaría el seguirle: ausencia de casa (Mt 8:20; Lc 9:58); persecución y muerte (Mt 24:9-13); etc. Así que, idealizar a Jesús como la solución a las calamidades, no es precisamente algo acertado. Una idealización de tal índole no está lejos de ocasionar en nosotros el rechazo del Evangelio, similarmente como sucedió con la inminente negación del mesianismo que Jesús, Dios encarnado, predicó montado sobre un burro en Jerusalén (Mt 21:1-11).   



[1] Wilhelmus Johannes Cornelis Weren, Studies in Matthew’s Gospel: Literary Design, Intertextuality, and Social Setting, Paul Anderson y Yvonne Sherwood, eds. Biblical Interpretation Series, vol. 130 (Leiden: Koninklijke Brill, 2014), 177 n. 35.


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